Por Adrián Martínez
En busca de un lenguaje propio
El periodismo digital, por ahora, no existe. Lejos de ser una copia de la afirmación apocalíptica de Gustavo Sierra que reprodujimos en nuestra intervención anterior, es la hipótesis de trabajo que plantearemos para pensar el modo de producción del periodismo en Internet. Primera comprobación: no puede haber un nuevo periodismo si antes no se crea un nuevo lenguaje que le permita cambiar su forma.
Si bien la interactividad, el hipertexto y el soporte multimedia transformaron la naturaleza de las notas, no modificaron la forma de hacer periodismo: el periodismo digital sólo surgirá, si los que producen la información logran manejar las potencialidades del nuevo medio.
Sin embargo, este deseo no puede concretarse (y parece que no lo hará en los próximos años) si no se cambian también las condiciones de producción de las empresas “puntocom”, caracterizadas, en la Argentina y el mundo, por la precarización laboral.
La Internet periodística
Los licenciados en Ciencias de la Comunicación y periodistas María Gabriela Samela y Leonardo Villafañe señalan en el artículo “El nacimiento de la Internet periodística” que la Web se convirtió en un soporte periodístico recién con el atentado a las Torres Gemelas. La noticia de la destrucción del World Trade Center puso en jaque a los medios tradicionales y generó demandas que sólo pudieron ser satisfechas por la oferta diferencial de Internet como herramienta periodística.
Ante este fenómeno, que implicó el colapso de todos los sitios noticiosos del mundo, las empresas periodísticas debieron redefinir sus estructuras de funcionamiento. Según los autores, por primera vez, la gente recurrió masivamente a la Red para informarse. Por ejemplo, Clarín.com, el sitio digital del diario Clarín, registró a las 11 de la mañana del 11 de septiembre de 2001 más de 70 mil visitas simultáneas.
Sin embargo, para Villafañe y Samela, este despliegue de potencialidades que mostró la Internet como soporte periodístico enfrenta una serie de contradicciones que le impiden desarrollarse. El periodismo on-line, por ahora, es sólo un sueño y no va a poder despegar si no cambian los problemas estructurales de su funcionamiento.
Volver al futuro
Al menos en nuestro país, el periodismo digital se hizo a los ponchazos. En muy poco tiempo, los cronistas que trabajaban en los medios de producción gráficos debieron aprender y poner en práctica, sin preparación previa, los recursos del periodismo digital. Así, el periodismo de la Red no pudo crear su lenguaje específico y, hasta ahora, sólo es una versión, acaso más sofisticada, de los mecanismos tradicionales de producción.
Según Villafañe y Samela, esta situación determina “la subutilización del potencial periodístico, interactivo, alternativo, tecnológico, multimedia y comunicacional de la Internet en general y, por lo tanto, del ciberperiodismo en particular”.
Como señalamos, son las condiciones de trabajo en los medios digitales las que imposibilitan que haya un nuevo lenguaje que explote las posibilidades del medio. Según los estudios del Observatorio de Medios de la Utpba, en todas las empresas de periodismo digital puede comprobarse el deterioro de las condiciones de trabajo: es una constante la reducción de personal y la tercerización de la producción de contenidos bajo la figura del “colaborador”.
Por consiguiente, cabe concluir que el mayor obstáculo para el desarrollo real de un nuevo periodismo es la contradicción imperante entre el potencial del medio y las condiciones precarizadas de trabajo.
Estado de la situación
Finalmente, cabe resaltar algunas de las contradicciones que tanto Villafañe-Samela como la Unión de Trabajadores de Prensa señalan como las principales causas del estancamiento del nuevo periodismo digital:
1. El traslado mecánico de los usos y costumbres del periodismo tradicional.
2. Una subutilización del potencial de Internet para aproximarse a una nueva forma de hacer periodismo que sea capaz de captar las demandas de amplitud, diversidad, multimedia e interactividad de los consumidores del nuevo medio.
3. La crisis de las empresas “puntocom”, que determinó el deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores de Internet.
4. El peso de la concentración y centralización de las empresas proveedoras de software, que promovieron la utilización de sistemas de publicación automatizados que generaron, en el espacio periodístico, una estandarización y homogeneización del arte de los sitios.
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