miércoles, 7 de noviembre de 2007

“Somos sólo un punto de arranque para lo que después mediatizan los otros”


Entrevista a Juan Graff

El siglo XIX inventó en la noticia el ideal de la instantaneidad. Nacieron entonces las grandes agencias de prensa que se convirtieron en el centro del sistema mundial de la información. Las nuevas estructuras de envergadura global se distribuyeron el mundo en zonas de influencia y tejieron una amplia red de corresponsales para cubrir sus mercados.
Uno de los últimos pasos de estas megaempresas fue la invención de los servicios en lengua española, aunque por ahora es un negocio deficitario. Lo que pasa en el mundo es narrado sólo por seis grandes monstruos: la española EFE, la italiana ANSA, la británica Reuters, la estadounidense AP y la francesa AFP. “DPA, en el mundo que habla español, es la agencia más chica de todas y la más nueva”, definió Juan Graff, el responsable del Servicio en Español del Centro Editor de Buenos Aires de la Duetsche Presse-Agentur (DPA).
Hasta hace poco, el 95 por ciento del flujo de noticias mundial era canalizado por estas compañías como la única red con la capacidad de acercar los acontecimientos. Sin embargo, el monopolio noticioso se rompió: existe una infinidad de fuentes distintas e Internet se consolidó como una herramienta cotidiana. Por eso, no está muy claro cuál es el papel que cumplen hoy las agencias internacionales.

Hacia la mundialización de la red
A diferencia de sus competidoras, DPA es una empresa propiedad de los medios alemanes y su nacimiento estuvo determinado por los avatares políticos de su país. Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania quedó dividida en cuatro zonas, a cargo de las potencias aliadas. Cada uno de los países ocupantes reconstruyó el sistema de comunicación, monitoreó fuertemente el nacimiento de los diarios y los medios electrónicos y rehizo la red para el flujo de noticias a través de nuevas agencias. “La idea central fue realizar un corte radical con el nazismo. Cada potencia puso a trabajar, primero, a sus Servicios de Inteligencia, pero después profesionalizó la red de medios de información”, explicó Graff.
En 1949, al liberarse del control de los ocupantes, las agencias de cada una de las zonas quedaron en manos de las empresas periodísticas, que dieron nacimiento a la DPA. “Existe una limitación por la cual cada medio no puede tener más del 1,5 por ciento de las acciones, para que ninguno pueda ejercer el control total. Los audiovisuales, en conjunto, no pueden poseer más del 25 por ciento de la participación. Por eso, los 130 grupos periodísticos de Alemania son dueños y subscriptores de DPA”, afirmó Graff.
En sus inicios, la DPA dependió de la británica Reuters y la americana UP para poder funcionar, pero desde 1988 se independizó para convertirse en una agencia global con un sistema de redes internacionales autónomo. “Hoy ya no hay acuerdos de trabajo en común con las otras grandes agencias mundiales, salvo en casos muy puntuales, como el que existe con EFE para el servicio en árabe. Los españoles se dedican al norte de África y DPA al resto del mundo musulmán.”

El servicio en español
Fuera de Alemania, la DPA tiene servicios en inglés, árabe y español. Como todas las agencias mundiales, las emisiones se financian a través de lo que pagan los medios como suscriptores, de acuerdo a su tirada y número de audiencia. “Todos los servicios de noticias en español son deficitarios. América latina no es un buen mercado para los grandes grupos internacionales. Sin embargo, las casas centrales compensan estas emisiones para tener presencia en la red global. Sufrimos cotidianamente esas restricciones presupuestarias”, comentó Graff, que es el jefe de la mesa de noticias en Buenos Aires. Este periodista, de 53 años, lleva treinta trabajando en los medios. Después de pasar por varios diarios nacionales, en 1991 ingresó a DPA, primero como redactor y editor y, desde hace 7 años, como subjefe del servicio mundial en español.
Según contó Graff, hasta la década del ‘90 todo lo que producía la DPA se hacía en Hamburgo. Después se empezó a descentralizar la cobertura mundial y el servicio en español pasó a editarse en Madrid, donde está la jefatura, y Buenos Aires. Cada una de las mesas emite durante 10 horas y está compuesta por una dotación de entre 10 y 15 periodistas. La agencia también cuenta con corresponsalías en todas las capitales de América latina (salvo en los países caribeños y las Guayanas) y en Washington, Nueva York, Miami, Madrid, Hamburgo, Berlín y Bruselas. “Es un plantel sumamente reducido. Para cubrir el resto del mundo está la red de corresponsales en inglés o en alemán. Si hay alguna información que surge, por ejemplo de Moscú, tenemos que traducirla de los otros idiomas”, explicó y aclaró que “traducirla significa llevar la noticia a una versión periodística en español y para nuestro mercado”.
La DPA trabaja también en cooperación con otras agencias locales. En Argentina, existen acuerdos con la Telam y con DyN, a través de los cuales puede utilizar su información. “Ninguna agencia puede controlar toda la región. Ni siquiera France-Presse tiene un corresponsal en Tucumán. Es imposible llegar a los 100 de países que interesan con una cobertura nacional. Donde no hay ningún acuerdo, el monitoreo de medios es muy importante y bastante complejo, porque la información surge de lados muy diversos y con distintas fuentes”, explicó Graff.

Qué sentido tiene una agencia de noticias
En la década del ´70, el mundo comenzó a cuestionar el nuevo orden de la información que las seis grandes agencias de los países desarrollados imponían. El monopolio de la difusión de lo que pasaba en el mundo fue objetado porque proponía una cobertura tendenciosa, incorrecta y no objetiva. Por eso, la Unesco le encargó al irlandés Sean MacBride, premio Nobel y premio Lenin de la paz, que relevara el problema de la comunicación global. Su informe planteó, por primera vez, que el principal problema que afectaba el sistema de comunicación era el creciente desequilibrio de los flujos informativos y su intercambio desigual. Sin embargo, ese problema parece haber desaparecido con la irrupción de Internet: “Yo creo que es casi una liberación que se haya perdido la exclusividad —opinó Graff— Por suerte ya no somos el canal único. Las agencias de noticias se afirman hoy como ladrillo de la construcción diaria en los medios, precisamente, por la gran cantidad de información que existe. Somos un filtro para seleccionar entre todo lo que pasa.”
“No mandamos más de 300 notas por día. Cuesta mucho producirlas, pero no es una cosa inmensa. El servicio alemán emite 800, más del doble que el nuestro, pero es muy acotado. Tratamos que esas pocas noticias sean las que importan y que tengan un chequeo fiable, porque eso es más importante que la primicia. En estos tiempos de precarización del trabajo, cada vez hay menos compañeros y trabajan con más información. Por eso, debemos entregarles un producto que esté hecho lo mejor posible. En el caso ideal, apuntamos a que se pueda pegar el cable tal cual lo emitimos, sin errores, bien escrito e interesante desde el título, para que nuestros colegas puedan trabajar de la forma más rápida y eficiente con ese instrumento”, explicó Graff.
El periodista señaló también que el plus que puede aportar una agencia es su capacidad de producir objetividad. “Toda información tiene que tener su fuente, pero además debemos considerarla válida. Trabajamos para periodistas, no para el público en general. Les damos un producto que les sirve en sus tareas, por eso hay que ser muy honestos y reconocer los errores lo más rápida y claramente posible. La agencia, en un diario grande, no alcanza. Somos sólo un punto de arranque para lo que después mediatizan los demás.”
Según Graff, el principal capital del una agencia es, entonces, su precisión. Cuando Reuters se adelantó con la muerte del papa Juan Pablo II hubo un gran caos en el mundo informativo. La CNN lo publicó inmediatamente, pero cuando se dio cuenta de la equivocación, adjudicó la noticia a la agencia británica que, a su vez, la había levantado de una italiana, sin citarla como fuente. “Emitir información a nivel global es una responsabilidad es muy grande, porque se puede generar un grave conflicto diplomático. Ese es nuestro rol: limitar los errores. Las agencias ofrecen un trabajo continuo y operativamente útil. Cuanto más planificado esté, menos estrés se tiene. La novedad es un extra”, explicó Graff.
También es un punto sensible la relación con los medios locales. Por su perspectiva internacional, las agencias pueden tener una distancia crítica sobre lo que predomina en la opinión nacional que, asegura Graff, “muchas veces pone en evidencia la tergiversación de los diarios”: “En España, la presión fue muy fuerte con el tema ETA. Por norma, no decimos ‘organización terrorista’. Sí escribimos “acciones terroristas”, porque si explota una bomba, genera terror. El que puso el explosivo y fue juzgado es un terrorista, pero su organización. Porque hay una cosa de evolución histórica y no podemos quedar pegados. El IRA en Irlanda era ‘terrorista’ hace unos años y ahora es gobierno. En España, los diarios La Razón y El Mundo sacaban editoriales que decían que las agencias internacionales se negaban a reconocer ‘la realidad del terrorismo de ETA’. Es una presión muy fuerte para una agencia pequeña. Esto es peor si se trata de un país donde el corresponsal es un periodista que conoce todo el mundo y trabaja en algún medio local”, detalló.

Los trabajos y los días
Las noticias llegan continuamente a la mesa de edición. Al mismo tiempo, se superpone lo que mandan los corresponsales y las emisiones de los servicios en alemán e inglés. Allí se selecciona lo que se va a publicar y se le suma la producción original en español.
Al final del día se publicaron 150 notas originales y 150 traducidas sobre la totalidad de lo que aconteció en mundo. “No tenemos una diferenciación entre editores, redactores y jefe. Los tres roles (el que escribe la nota o la traduce, el que la corrige y el que decide lo que se publica o no al servicio) son ocupados por las mismas tres personas que circulan, según los turnos y la capacidad. Mi rol específico, como jefe del servicio, es la coordinación y el de control de calidad de salida. La mesa tiene la misión de ayudar y apoyar al corresponsal que está metido en medio de la presión del entorno local. Si se mira con un poco de distancia, algunas cosas no son tan normales como parecen desde la coyuntura”, explicó Graff.
La labor en una agencia de noticias está muy lejos de ajustarse a la imagen del periodista estrellas. Más que en ningún otro medio, todos son anónimos. En la máquina de los editores las noticias comunes aparecen en negro, el azul sirve para diferenciar lo que es más urgente, pero el éxtasis llega con el rojo: “No sabés qué vas a recibir. Puede ser que Britney Spears dijo alguna pavada o que se cayeron las Torres Gemelas. Todo llega por la misma pantalla, casi con el mismo formato, pero el ritmo cardíaco se aceleró al máximo”
Es una escritura de manual, con formatos breves, sin series ni investigaciones, casi automática: “Estamos siete horas frente a la computadora, con un gran estrés. En DPA tuvimos que instituir una pausa de media hora, porque estábamos todo el tiempo frente de la máquina tecleando hasta ver estrellitas. Podés haber editado una nota y a los dos minutos no saber qué escribiste, porque ya estás con la otra y no tenés ni idea de lo que acabás de leer. La nota salió correcta, porque trabajás casi con piloto automático, pero si te descuidás te alienás completamente”, dijo Graff.
A pesar de todo, en el ambiente periodístico, es un trabajo prestigioso. Se entiende que es el lugar donde se aprende el periodismo básico, cómo estructurar una noticia, cómo escribir algo que sirva en todos los medios. Para los grandes diarios medios, tomar a un cronista de agencia es una garantía, porque sabe manejar la información, armar una nota y darle un criterio. “Es una formidable escuela de redacción, porque tenés que escribir sin parar sobre cualquier tema, con su jerga específica, en velocidad y con corrección. Son herramientas para cualquier camino que uno tome después en el plano profesional.
La agencia te da, además, una perspectiva única del mundo, una visualización particular de lo que ocurre en el planeta, aunque nunca sepas qué es lo que pasa realmente. Yo edito mediatizado cuatro veces lo que sucede realmente en Moscú.”

No hay comentarios: