¿Realmente estamos asistiendo al final del periodismo?
La entrevista a Daniel Santachita que tuvo lugar el pasado viernes 16 de noviembre dejó una especie de sinsabor. Confirmaba la versión pesimista que ya habían planteado periodistas de la talla de Gustavo Sierra, que considera que el periodismo está condenado a desaparecer y que ahora no hay un camino para los jóvenes que aspiran a ser periodistas. El periodismo ya no es lo que era, el periodismo ha muerto.
Sin embargo, de lo que no parecen ser conscientes los expositores de dicha forma de pensar es que todas las materias relacionadas con las ciencias sociales y las humanidades se encuentran ante el mismo dilema. No es que el periodismo se esté acabando, es que el mundo que conocíamos, aquel con el que nacieron, crecieron y se formaron estos personajes, se está acabando; y no es que los jóvenes se encuentren ante una competencia feroz de la que con suerte saldrán medianamente bien, sino que la misma competencia se ha modificado. Ya no se puede aspirar a comenzar como comenzaron ellos. Esto no significa que para triunfar un periodista hoy en día tenga que saber chino, hoy lo que se necesita por encima de todo es innovación, nuevos pioneros, nuevos inventores, no importa que sepan chino o no, en realidad solo tienen que amoldarse al ritmo del mundo actual.
Las reglas ya no son las mismas para los periodistas, así como tampoco lo son para los médicos, psicológos, abogados, ingenieros, arquitectos, economistas, administradores de empresas y polítologos, y por eso hay que intentar entender y aceptar este cambio que el mundo ha dado, so pena de morir con ese mundo y con aquella generación que se lamenta de su fracaso, cuando tal fracaso nunca existió: son los expositores de una época pasada, cargada de gloria tal vez, pero que hacen parte de la historia.
En el caso específico del periodismo este nuevo escenario ha puesto sobre el tapete temas que siempre serán causa de debate, como la relación de los periodistas con las fuentes, su relación con el poder, la aparación de las nuevas tecnologías y la formación del periodista en el día de hoy, entre otra, temas que serán tratados a continuación, a modo de ilustrar la nueva forma como se está ejerciendo el naciente periodismo que, como Prometeo, está condenado a vivir eternamente.
EL PERIODISTA Y LAS FUENTES: UNA CUESTIÓN DE NUNCA ACABAR
Santachita se identificaba con Grondona, porque “sabía mucho académicamente” pero no salía a investigar. “No era alguien que ande buscando la información en las fuentes”, reconoce. Lo que hacía era reflexionar sobre temas ya instalados. El argumenta que no lo hacía para no caer en sus manipulaciones.
Siempre quiso tener una mirada diferente, propia. Y se dio cuenta de que antes no recurría a las fuentes porque descreía de su neutralidad o pureza. Temía convertirse tarde o temprano en un vocero de ese poder.
Pero ahora reconoce que “si no hay fuentes no hay noticia”, y por ende: periodismo. El tema es saber cómo mediar entre ella y el destinatario. La fuente siempre intenta persuadir para obtener la difusión de algo que de alguna manera la beneficia. Sea un vocero de una empresa o de un comité, éste sacará un comunicado para hablar de una realidad u otra que, de alguna manera, representará sus intereses.
El dilema es: ¿Qué debe hacer un periodista? ¿Publicar? Hay un condicionamiento permanente de las fuentes, que no solamente pasa por la sugerencia permanente, por el regalo para las fiestas, el día del periodista o de la mujer, sino que a veces pasa por “un hermoso sobre, más o menos así de gordo… que resume un año y medio de trabajo”, cuenta.
Hay que prepararse para saber qué está bien y que está mal. Y agrega: “Hoy se dice que la nueva forma de censura no es ponerle el revolver en la cabeza al tipo sino ofrecerle algo a cambio” o restringirle la cantidad de datos.
“Actualmente, con Internet, hay más acceso a las fuentes, pero está lleno de imprecisiones”. Casualmente lo que circula por la red pertenece a un medio que a su vez es de la empresa dueña de otra radio y tiene intereses en lo que se anuncia.
Para Santachita, la cuestión ante la presión de las fuentes es saber cómo establecer una agenda, cómo decidir qué es lo importante a contar. Según él, “depende de la honestidad de cada uno” en qué se quiere instalar o desinstalar, como si no se bajaran directivas en los medios o como si el periodista-empleado-obrero de prensa tuviera el poder de decisión acerca de qué temas instalar.
En realidad, son los que están en puestos más altos los que deciden que temas se instalarán y cuando. Pero Santachita considera que todo depende del periodista, de su conciencia y ética.
Desde aquí pensamos que si un medio privilegia la vacuna contra el sarampión o el programa de Tinelli es algo que sobrepasa las posibilidades de decisión de quien cubre la noticia. El periodista, es verdad, deberá saber donde se para, pero no debe olvidar que él es solo un escriba, lamentablemente.
PERIODISMO Y PODER
Los periodistas, en el marco de la libertad de expresión, deciden qué y cómo difundir la información que se consume diariamente. Ellos redactan los artículos que mañana se leerán en los periódicos o producen los noticieros que se verán por televisión, con la certeza de que el poder político y económico los necesita, respeta y vigila.
Hace 69 años tienen su día. Así lo decidió el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado el 7 de junio de 1938 en Córdoba, en homenaje a “La Gazeta de Buenos Ayres”, primer periódico independentista fundado en 1810 por Mariano Moreno.
Hoy hay tantos medios de información como concepciones del mundo existen: portales de Internet, medios gráficos, canales de cable, de aire, radios de alcance nacional, provincial y local.
Ante ese abanico de alternativas resulta casi imposible no enterarse de lo que acontece en los distritos, la provincia o el país, incluso en el mundo.
Sin embargo, si entendemos a los medios de información como empresas, no podemos obviar que poseen intereses, y que a la hora de informar lo pondrán de manifiesto: sólo se trata de conocer a esas empresas. Y de consumir sus productos con una mirada crítica.
Por eso, indagar acerca de su rol dentro de la sociedad puede ayudarnos a comprender por qué resulta ser una profesión tan necesaria, como criticada:
Con motivo de la 32º Feria Internacional del libro, en el marco del ciclo “Cara a Cara con los intelectuales”, organizado por LA NACION y Zurich, los periodistas Magdalena Ruiz Guiñazú y Joaquín Morales Solá, coordinados por Nelson Castro hablaron del delicado equilibrio que se debe preservar en el vínculo entre la prensa y los gobiernos para garantizar la libertad de expresión y la credibilidad de los medios
Magdalena Ruiz Guiñazú y Joaquín Morales Solá, afirmaron que en el país la relación entre la prensa y el poder político es tensa, "y está bien que así sea", en orden de preservar la independencia del periodismo.
Durante el debate, Ruiz Guiñazú consideró que los periodistas "sienten cierto cansancio al constatar que la confrontación y el agravio parecerían ser los principales elementos del discurso oficial" y pidió terminar "de una buena vez con los agravios"; además sugirió la conveniencia de que el Gobierno otorgue conferencias de prensa y que se dejen de lado los resentimientos.
"El poder de turno no entiende que el periodismo independiente siempre va a apoyar al gobierno constitucional y que el disenso es un proceso de revitalización, como la savia para un árbol", dijo Ruiz Guiñazú, y agregó que los medios pueden resultar inquietantes al poder turno y, por eso, ser blanco de los ataques.
"Los medios escritos, porque permiten la relectura y el análisis, y los medios audiovisuales, por su fuerza e inmediatez, por dejar una impronta poderosa en quienes ven o escuchan el mensaje, resultan inquietantes muchas veces para el poder."
A su turno, Morales Solá consideró que el poder puede llegar a darles una importancia excesiva a los medios: "Al gobierno del presidente Kirchner le preocupa más lo que sale en los diarios que resolver los problemas".
El analista político explicó que la relación entre la prensa y el poder ha sido, es y será conflictiva. "Cuando no lo sea, el periodismo habrá desaparecido y habrá dejado de ser tal", dijo, y agregó: "Tenemos que tener la certeza de que nunca nos vamos a llevar bien con el poder y de que, por lo tanto, las opciones son la connivencia del periodismo con el poder político o la intolerancia y la persecución, que los periodistas en este país estamos acostumbrados a soportar".
Si bien Morales Solá afirmó que este gobierno no ha promovido medidas institucionales como decretos, leyes o sentencias judiciales que afecten la libertad de prensa, mencionó, como elementos preocupantes el manejo "arbitral" de la publicidad oficial, la concentración de la información en uno o dos funcionarios y la permanente alusión del Presidente a la prensa en términos negativos. Y agregó:"Lo más preocupante es que últimamente el Presidente está refutando opiniones de los periodistas; ya la confrontación no es por una información más o menos veraz, sino por la opinión de un periodista".
En cuanto a la distribución de la publicidad oficial, Morales Solá afirmó que "el gobierno del presidente Kirchner ha hecho de este reparto un elemento de castigo y premio a amigos y enemigos". Al responder a una pregunta sobre la situación en el interior del país, el periodista dijo que es peor que en la Capital. Explicó: "En casi todas las provincias la distribución de la publicidad oficial se maneja con el mismo criterio que en el orden nacional y, además, mucha de la publicidad nacional se distribuye en los medios de las provincias". Ese criterio es: "A los amigos, todo; a los enemigos, injusticia, con lo cual muchos medios están condenados posiblemente a la desaparición, al achicamiento, hasta que algunos terminan cediendo para sobrevivir. Pero quedémonos tranquilos porque los gobiernos pasan. Lo que debe perdurar es la democracia.
"Los periodistas tenemos la misión de cuidar los valores democráticos -continuó-. ¿Cómo? Preservando nuestra independencia y nuestra credibilidad, de las que debemos dar pruebas todos los días. En segundo lugar, no debemos caer en tres tentaciones que son letales para el periodismo: la corrupción, la soberbia y el protagonismo. No debemos pretender ser más de lo que somos, no debemos estar en el centro del escenario resolviendo y protagonizando la vida pública del país.
En su intervención más allá del papel de moderador, Nelson Castro destacó que el periodismo ve con preocupación la vulnerabilidad de algunos medios que, por dinero, apoyan a uno u otro gobierno. "Sabemos que mucha gente ha querido ejercer el periodismo como plataforma. Cuando se trabaja bien es imposible ser connivente con el poder. Nosotros confrontamos opiniones, sabemos que todo es opinable y celebramos que sea así. Nuestra psicología es totalmente diferente de la del político. Cuando el periodista trabaja con cabal vocación, es imposible que pueda pensar en que detenta algo parecido al poder. Nuestro poder -finalizó Castro- está en ser creíbles. El aporte más importante del periodismo libre es dar lugar al que piensa diferente."
La Formación de los Periodistas actualmente: Disparar el debate, no cerrarlo
“Si queremos mejorar la calidad del periodismo desde el debate, la capacitación y la elevación de los estándares éticos, necesitamos conocer los datos de la realidad en la profesión”, explicó Daniel Santachita. “Debemos trabajar para mejorar nuestra profesión”, enfatizó el periodista durante una charla con maestrandos de periodismo realizada en la sede Constitución de la Facultad Sociales.
Más adelante sostuvo: “los periodistas de los noventa no estábamos formados para lo que se venía. Por ejemplo la globalización, las privatizaciones, las especulación financiera etc… Los periodistas trabajan por la primicia no profundizan en los temas. Desconocen los conceptos que se difunden. Los medios van a favor de un vaciamiento intelectual”.
Se presento como un hombre arrepentido de ejercer la profesión del modo que lo hizo. No se arrepiente de haberse bajado del éxito personal. Cree muy poco en los medios tal cual funcionan hoy. Existe según el, un creciente descrédito de los medios.
En otro orden de cosas cree que Internet es una tecnología muy minoritaria. En sus palabras: “la democracia de Internet es solo para los sectores más favorecidos”.
Deterioro profesional
Producto de un estudio realizado por FOPEA entre junio y noviembre de 2005, periodistas de Buenos Aires y 17 provincias del país revelaron sus principales preocupaciones y problemas a la hora de ejercer la profesión. Los resultados expresan una dura autocrítica y los condicionamientos que hoy limitan la libertad de expresión.
La mitad de los periodistas consultados para un estudio nacional considera que los principales problemas de su profesión son la dependencia de la publicidad oficial y la falta de profesionalización.
De los resultados se desprende una fuerte autocrítica de los periodistas, que admiten que de 1 a 10 el nivel ético promedio está por debajo de los 5 puntos (más del 95 por ciento ha tenido conocimiento directo de actitudes no éticas de sus colegas) y el rigor profesional apenas supera esa calificación. Reconocen de manera casi unánime la necesidad de profundizar la formación académica y admiten su propia necesidad de mayor capacitación. Si bien el 45 por ciento asegura que su principal motivación es la vocación periodística y el 43 por ciento siente placer al practicarla, el mismo porcentaje se reparte sensaciones de contradicción y frustración.
Parece plasmarse, en ese sentido, un correlato con el nivel de independencia en la profesión. Por un lado, los encuestados miden su autonomía en casi 7 puntos. Sin embargo, el 60 por ciento califica al periodismo argentino como “condicionado” y casi el 30 lo considera “complaciente”. Siete de cada 10 periodistas perciben influencias del departamento comercial en la redacción de sus medios.
El 18 por ciento sostiene que en la empresa periodística en la que trabaja no hay libertad para publicar todo tipo de noticias y más del 47 por ciento señala que esa libertad es parcial. El 52 por ciento asegura haber recibido llamadas coercitivas de parte de funcionarios públicos: en el 48 por ciento de esos casos, el medio siguió adelante con la publicación, pero en la misma proporción la nota se levantó o fue modificada, o el periodista sufrió represalias a nivel laboral o personal. Casi el 39 por ciento de los encuestados respondió que la gestión presidencial en la que hubo mayor presión coercitiva oficial hacia el periodismo es la actual de Néstor Kirchner, mientras un 25 por ciento consideró que fue igual en todas las gestiones desde 1983.
La visión de los periodistas sobre el futuro de la profesión parece sombría. Sólo el 39 por ciento considera que mejorará, el 36 que seguirá igual y el 21 que será peor.
EL PERIODISMO Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Ante el cambio de las estructuras productivas de la empresa periodística, los profesionales se ven obligados a especializarse al máximo y manejar nuevas herramientas tecnológicas. “No puede haber un periodista gráfico, televisivo o radial solamente. Es lo más obsoleto del mundo. El multimedia nos ha envuelto y hoy un profesional debe saber hacer absolutamente todo”, sintetizó Gustavo Sierra.
La especialización de los profesionales, entonces, es el perfil que toma la inclusión de tecnologías en la forma de producción de los medios. Este fenómeno es producto de una reordenación funcional y estructural de las empresas producida por las nuevas exigencias de las audiencias y la creciente competitividad informativa.
En este nuevo panorama, especializarse significa renunciar a lo general para dedicarse a lo particular. Surge como una exigencia de la audiencia sectorizada y como una necesidad de los propios medios por alcanzar una mayor calidad informativa y una mayor profundización en los contenidos. La sectorización es un fenómeno que afecta a todos los medios, pero es en Internet donde la “estructura de nicho” es más evidente.
Desde la producción, Internet exige conocer y dominar nuevas tareas. Requiere de un profesional versátil y preparado en un campo multidisciplinar tanto para desarrollar su actividad con autonomía como para integrarse con rapidez en el equipo de trabajo que desarrolle un proyecto digital. Las nuevas tecnologías obligan al periodista a aprender y poner en práctica tareas, herramientas y conocimientos para desarrollar su trabajo con rapidez, eficacia y buen oficio.
Sin embargo, las nuevas tecnologías también facilitan la tarea periodística y democratizan la producción de información alternativa. Las posibilidades de acceso a fuentes especializadas y documentadas ponen en juego al sujeto productor en lo central de su oficio: el periodista debe tener la capacidad de recopilar, analizar y procesar el maremagnun informativo que fluye en la red. Su actividad específica es la edición de esos contenidos y ponerle “valor agregado” a la información. Es necesario conocer las rutas y los mapas de la información mejor que los lectores para orientarlos y guiarlos.
La capacidad para organizar la información, por lo tanto, se funda como base de las teorías de “gestión del conocimiento” y es uno de los pilares de la supervivencia del periodismo. “Por la gran cantidad de información que existe, somos un filtro para seleccionar entre todo lo que pasa. Tratamos que esas pocas noticias sean las que importan y que tengan un chequeo fiable, porque eso es más importante que la primicia.”, describió Juan Graff al explicar la razón de ser de las agencias de noticias.
Por otra parte, además de ser un filtro a todo lo que fluye, la aparición de nuevas tecnologías modifican la forma de producción. Gustavo Sierra aconsejó que lo que hay que hacer es producir “contenidos” para ser “volcados” en un soporte multimedia (la unión de texto, imagen y sonido). “Los diarios de papel van a ser algo así como lo que es hoy la ópera a la música popular: una cosa para elites, para grupos reducidos”, sostuvo e indicó que el camino a seguir es Internet, donde se impone la diversidad y la explotación de pequeños nichos de mercado.
Algunas características en la producción de información
1) La inmediatez para conseguir la información que precisa en tiempo real hace que el periodista se vea en la obligación de seleccionar en el caótico flujo de la web.
2) La rapidez en la lectura y consulta a través de la red por la posibilidad de las herramientas del hipertexto y el hipermedia: archivos, bibliotecas, enciclopedias, entre otros.
3) La posibilidad que ofrece la web para contactar y entrevistar a personas en todo el mundo sin tener que desplazarse, ni conocerlas previamente. Sin embargo, esta posibilidad hace que, a menudo, se pierda el contacto personal y profesional con el entrevistado.
4) Intercambiar información con otros profesionales que realicen investigaciones en el mismo campo temático.
5) Conseguir información de fuentes diversas que posibilitan presentar noticias, reportajes y crónicas desde un mayor número de puntos de vista.
Los blogs, ¿un espacio democratizador?
Como venimos diciendo, Internet abre las puertas para que la producción de información no sea monopólica. Es posible producir contenidos ponerlos en circulación con un muy bajo costo. La posibilidad de supervivencia de nuevos medios alternativos depende, sin embargo, de la capacidad para financiarlos a través de la publicidad. Entre las nuevas herramientas están los weblogs periodísticos que, por ahora, son un territorio virgen y poco explorado.
Los blogs nacieron en los años ´90 como diarios íntimos on-line, donde la gente escribía sobre su vida personal. El primer blogger fue Justin Hall, un estudiante de la Universidad de Swarthmore, Estados Unidos, que escribió desde 1994 su blog personal. Los primeros blogs estadounidenses populares aparecieron en 2001 (El término “weblog” fue acuñado por Jorn Barger el 17 de diciembre de 1997. La forma corta, "blog", fue utilizada por primera vez por Peter Merholz, quien dividió la palabra weblog en la frase weblog en la barra lateral de su blog Peterme.com en abril o mayo de 1999).
La evolución de las herramientas que facilitaban la producción y mantenimiento de artículos publicados y ordenados de forma cronológica hizo que el proceso de publicación pudiera dirigirse hacia muchas más personas, no necesariamente con conocimientos técnicos. Actualmente existen diversos tipos de formas de publicar blogs: el más común es el uso de algún tipo de software basado en un navegador.
El blogging combina la página web personal con herramientas para poder enlazarse con otras páginas más fácilmente. Estos motores de búsqueda de weblogs permitieron a los bloggers llevar un seguimiento de los “hilos” que los conectaban con otros con intereses similares.
Ahora bien, no todos los blogs son periodísticos. Según Technorati, una organización dedicada a seguir la evolución del mundo de los blogs, existen no menos de 70 millones de sitios que publican un promedio de 1.4 millones de nuevas entradas cada día. Esta sobreabundancia convierte a cualquier blog en basura.
En este momento lo que permite marcar el valor de un blog sigue siendo la capacidad de generar confianza por parte del productor de noticias. Es posible que en las regiones donde la libertad de prensa se ve limitada por alguna instancia de poder, la circulación de la información en los weblog sea una herramienta democratizadora, pero todo depende de la capacidad de los periodistas de destacarse en el superpoblado mundo de bloggers. En ese sentido, es un dato a tomar en cuenta que las compañías de medios comenzaron a meterse en la blogósfera como “soportes” específicos para blogs periodísticos. Lo publicado en los blogs Clarín tienen el valor agregado que el soporte del medio y los distingue de los otros, donde no es claro el origen de la información. El desafío para la prensa independiente es, por lo tanto, hacerse visible.
jueves, 22 de noviembre de 2007
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